No esperaba que se comportase tan correctamente. La mayoría de la
gente de su edad y condición están tan engreídos de sí mismos, tan preocupados
por sus cosas, que no se dan cuenta de que el estilo y la forma lo son todo y,
la sustancia, un mito pasajero. No es lo que se hace, sino cómo se hace.
Trevanian, 1979.
La palabra
japonesa Shibumi 渋み denota la calidad de sencillo, austero, natural, sincero, simple,
lo cual ese carácter de imperceptibilidad lo hace sublime y bello. Es identificada
por los estudiosos del idioma como una de las cien palabras más hermosas del
idioma japonés y es usada en las artes y penetrada en la piel del nipón como la
filosofía que encarnan Ikigai, Chowa o Nankurunaisa: vivir
sencillo, sobresalir por ser simple y no ostentoso, lo cual acompasa con los
principios del Shibusa: simplicidad, espontaneidad, modestia, silencio,
naturalidad, cotidianidad e imperfección (Mono, 2013)
Shibumi en la literatura de ficción es una obra escrita por Rodney William
Whitaker, o mejor conocido por su seudónico Trevanian, que gira alrededor del
apátrida Nicholai Hel y sus distintas etapas de vida hasta el año 1979, en cuya
infancia se embebió de la cultura y espiritualidad nipona gracias a un
guerrero, para ser en su adultez un asesino codiciado por Estados Unidos,
sociedad que él desprecia. Nicholai se hace conocido por haber aprendido a
escaparse mentalmente del momento presente y retornar calmado. Es una obra que
recomiendo leer si se quiere encontrar en un solo lugar historia, filosofía e
idealismo.
Más allá del
relato sobre Nicholai que no deja de ser fastuoso y contrario al significado del
título de la obra que retrata su vida, se encuentra el cúmulo de enseñanzas
espirituales que Occidente debería seguir, apartando el escape de sí mismo y la
ausencia del perdón.
En sentido espiritual
significa Fuente de Poder/Sometimiento, concepto que es al mismo tiempo complejo
o sencillo: quien la conoce enseguida capta que es alguien distinto ya que
tiene pureza personal, casi que un estado de perfección por dádiva divina o por
merecimiento de una vida anterior (karma); en ese sentido, es una perfección
que se logra sin casi esfuerzo alguno por revelación recibida en la niñez ya
que se ha subordinado la vida misma a la obtención del estado de Shibumi.
En la tradición
oriental se usa un juego llamado Go como Gimnasia Espiritual. Quien la
obtiene o, está próximo a ello es el amante más perfecto que se pueda imaginar,
pero a la vez, es un asesino si debe matar (entiéndase, por ejemplo, en el
sentido de los maestros Jedi que matan en nombre de la fuerza a los del
lado oscuro de la misma).
Para lograr el
estado de Shibumi se debe tener una inteligencia potente y adquirir una cultura
lo más vasta que se pueda; de lograrse esto último, se tiene la certeza de que
se puede leer el Libro de la Vida, es decir, se interacciona con la esencia de
la fuerza Shibumi.
Las jugadas o
situaciones en el juego del Go que son también etapas en los ejercicios
espirituales para de algún modo dominar y ser dominado por la fuerza de
Poder/Sometimiento, son:
Fuseki: La apertura con una jugada,
tomando en consideración todo el tablero.
Sabaki: Tratar de resolver una situación
difícil en forma rápida y a la vez flexible.
Seki: Posición neutral donde ninguno de
los Jugadores tiene ventaja.
Uttegae: Ejecutar un lance de sacrificio,
como el gambito en el Ajedrez, se sacrifica una pieza para destruir más del
adversario.
Shicho: Ataque rápido o acelerado para
aprovechar una situación coyuntural, se ejecuta con el Sabaki.
Tsuro no Sugomori: Literalmente
significa confinar las grullas en su
nido es, según los entendidos la maniobra más elegante del Go,
tal que quien puede y sabe hacerla es un sensei del Go, que ha alcanzado
el Shibumi. Consiste en capturar todas las piezas del contrario. (Trevanian, 1979)
Jugar al Go
al mismo tiempo que se busca la perfección espiritual, implica que se debe
tener concentración, audacia y
autocontrol como cualidades que son los puntos de partida.
La inteligencia
se entiende desde el Shibumi como matemático/poeta, de modo tal que la
matemática sea arte poética y la poesía ciencia; esto supone entender y ver en cada
actuación de la naturaleza la divina proporción y actuar en ella siempre
aplicándola. La matemática es concentración y autocontrol (atreverse a pensar)
y la poesía es audacia, no lirismo hueco al que Occidente nos ha acostumbrado.
El Shibumi es, así, una cualidad inefable del espíritu que es, al mismo tiempo,
el espíritu mismo. Él es algo que se descubre en uno mismo y no se logra u
obtiene ya que es también arquitectura y jardinería, es decir estética; ese
descubrimiento lo han hecho y lo hacen, individuos con un infinito refinamiento
ya que en el proceso de descubrimiento se debe aprender muchísimo: matemática
como logos y logos como estética; obtener el saber es cambiar espiritualmente
puesto que el sabio comprende que Shibumi significa aprehender lo simple. No en
vano un gran amigo gallego llamado Bieito Romero, fundador de la agrupación
musical Luar Na Lubre me decía que en lo simple está lo complejo,
ello te hará sabia, muy en concordancia con el aforismo del budismo zen que
esgrime: Cuando un hombre común
accede al conocimiento, es un sabio. Cuando un Sabio accede al conocimiento, es
un hombre común.
Lo simple o
común implica que el que está en la senda de la fuerza que es el Shibumi, tiene
una personalidad tranquila que se supera a sí misma invisible a los demás, los
demás no lo advierten para no atraer su atención ni la venganza de las masas
que son tales por desarrollar una tiranía que enmascara su infinita mediocridad;
no se puede perder de óptica que la fuerza Shibumi es Poder/Sumisión
donde el espíritu adquiere y descubre el don de concebir posibilidades
abstractas en forma de esquemas. Tales esquemas son en sí poesía
matemática donde en su ritmo y musicalidad se cristaliza en capullos
geométricos (el caos como infinito de probabilidades de permutaciones que él es).
Tal cristalización opera a partir de
una intensa concentración de la fuerza del espíritu sobre la debilidad de la
animalidad. Lo que es malo en cada hombre y en la cultura donde pertenece es en
sí el animal interior.
La Fuerza
Shibumi permite en medio del Go de la vida descansar tranquilo por
períodos más o menos breves o más o menos largos. Retornando al Juego del Go
de la vida con la mente fresca que es la mejor manera de entender lo místico,
un estado en el cual se sueña despierto porque el espíritu se repliega sobre sí
mismo. Este sueño es partir sin salir, es decir, el espíritu se libera
sin separarse del cuerpo ya que descubre como dejarse llevar dentro de todas
las cosas comprendiéndolas (la Episteme de la ascensión a la Sofía según Aristóteles).
Este estado de partir sin salir solo se logra por disciplina y
meditación o por las drogas (que es la vía no recomendada, en mi sentir), por
lo tanto, es un camino de flores y espinas. El espíritu en reposo se siente
unido a la naturaleza porque se reconoce naturaleza, este es el éxtasis,
concepto que se ha popularizado como magia o religión.
En verdad, a la
María Alejandra que hace algunos años, en la gélida Bogotá leyó aquella historia
de Nicholai le hubiera costado expresar lo que hoy plasma, pues las palabras
son torpes para hablar de ello porque ellas representan al mundo, pero no a
nuestra espiritualidad. Ese estado de reposo, descanso o partir sin salir se
bloquea cuando se siente ira u odio.
Por lo
anterior, es menester sentir Amor, que es capaz de sentir la unidad del todo
y del yo, ya que la meta es
retornar al Uno o En, en el sentido pitagórico, donde el uno se
desdobla en el todo (En to Pan) pero sigue presente en ese todo como si
flotase en él, así como lo han logrado muchos iniciados, en especial Nicholai.
Cuando
comprendas totalmente una sola cosa, lo habrás comprendido todo. Shunryu Suzuki, Maestro Zen.
Éxitos querida Maleja. Te mando un abrazo, excelente publicación 😊
ResponderBorrarEl amante más perfecto que se pueda imaginar, pero a la vez, es un asesino si debe matar.
ResponderBorrarSomos Go, "ama tu servicio y mata tu ego" 😉