sábado, 16 de julio de 2022

Shibumi: una visión espiritual y simbólica alrededor del Go.

 

No esperaba que se comportase tan correctamente. La mayoría de la gente de su edad y condición están tan engreídos de sí mismos, tan preocupados por sus cosas, que no se dan cuenta de que el estilo y la forma lo son todo y, la sustancia, un mito pasajero. No es lo que se hace, sino cómo se hace.

Trevanian, 1979.


La palabra japonesa Shibumi 渋み denota la calidad de sencillo, austero, natural, sincero, simple, lo cual ese carácter de imperceptibilidad lo hace sublime y bello. Es identificada por los estudiosos del idioma como una de las cien palabras más hermosas del idioma japonés y es usada en las artes y penetrada en la piel del nipón como la filosofía que encarnan Ikigai, Chowa o Nankurunaisa: vivir sencillo, sobresalir por ser simple y no ostentoso, lo cual acompasa con los principios del Shibusa: simplicidad, espontaneidad, modestia, silencio, naturalidad, cotidianidad e imperfección (Mono, 2013)

Shibumi en la literatura de ficción es una obra escrita por Rodney William Whitaker, o mejor conocido por su seudónico Trevanian, que gira alrededor del apátrida Nicholai Hel y sus distintas etapas de vida hasta el año 1979, en cuya infancia se embebió de la cultura y espiritualidad nipona gracias a un guerrero, para ser en su adultez un asesino codiciado por Estados Unidos, sociedad que él desprecia. Nicholai se hace conocido por haber aprendido a escaparse mentalmente del momento presente y retornar calmado. Es una obra que recomiendo leer si se quiere encontrar en un solo lugar historia, filosofía e idealismo.

Más allá del relato sobre Nicholai que no deja de ser fastuoso y contrario al significado del título de la obra que retrata su vida, se encuentra el cúmulo de enseñanzas espirituales que Occidente debería seguir, apartando el escape de sí mismo y la ausencia del perdón.

En sentido espiritual significa Fuente de Poder/Sometimiento, concepto que es al mismo tiempo complejo o sencillo: quien la conoce enseguida capta que es alguien distinto ya que tiene pureza personal, casi que un estado de perfección por dádiva divina o por merecimiento de una vida anterior (karma); en ese sentido, es una perfección que se logra sin casi esfuerzo alguno por revelación recibida en la niñez ya que se ha subordinado la vida misma a la obtención del estado de Shibumi.

En la tradición oriental se usa un juego llamado Go como Gimnasia Espiritual. Quien la obtiene o, está próximo a ello es el amante más perfecto que se pueda imaginar, pero a la vez, es un asesino si debe matar (entiéndase, por ejemplo, en el sentido de los maestros Jedi que matan en nombre de la fuerza a los del lado oscuro de la misma).

Para lograr el estado de Shibumi se debe tener una inteligencia potente y adquirir una cultura lo más vasta que se pueda; de lograrse esto último, se tiene la certeza de que se puede leer el Libro de la Vida, es decir, se interacciona con la esencia de la fuerza Shibumi.

Las jugadas o situaciones en el juego del Go que son también etapas en los ejercicios espirituales para de algún modo dominar y ser dominado por la fuerza de Poder/Sometimiento, son:

Fuseki: La apertura con una jugada, tomando en consideración todo el tablero.

Sabaki: Tratar de resolver una situación difícil en forma rápida y a la vez flexible.

Seki: Posición neutral donde ninguno de los Jugadores tiene ventaja.

Uttegae: Ejecutar un lance de sacrificio, como el gambito en el Ajedrez, se sacrifica una pieza para destruir más del adversario.

Shicho: Ataque rápido o acelerado para aprovechar una situación coyuntural, se ejecuta con el Sabaki.

Tsuro no Sugomori: Literalmente significa confinar las grullas en su nido es, según los entendidos la maniobra más elegante del Go, tal que quien puede y sabe hacerla es un sensei del Go, que ha alcanzado el Shibumi. Consiste en capturar todas las piezas del contrario. (Trevanian, 1979)

Jugar al Go al mismo tiempo que se busca la perfección espiritual, implica que se debe tener concentración, audacia y autocontrol como cualidades que son los puntos de partida.

La inteligencia se entiende desde el Shibumi como matemático/poeta, de modo tal que la matemática sea arte poética y la poesía ciencia; esto supone entender y ver en cada actuación de la naturaleza la divina proporción y actuar en ella siempre aplicándola. La matemática es concentración y autocontrol (atreverse a pensar) y la poesía es audacia, no lirismo hueco al que Occidente nos ha acostumbrado. El Shibumi es, así, una cualidad inefable del espíritu que es, al mismo tiempo, el espíritu mismo. Él es algo que se descubre en uno mismo y no se logra u obtiene ya que es también arquitectura y jardinería, es decir estética; ese descubrimiento lo han hecho y lo hacen, individuos con un infinito refinamiento ya que en el proceso de descubrimiento se debe aprender muchísimo: matemática como logos y logos como estética; obtener el saber es cambiar espiritualmente puesto que el sabio comprende que Shibumi significa aprehender lo simple. No en vano un gran amigo gallego llamado Bieito Romero, fundador de la agrupación musical Luar Na Lubre me decía que en lo simple está lo complejo, ello te hará sabia, muy en concordancia con el aforismo del budismo zen que esgrime: Cuando un hombre común accede al conocimiento, es un sabio. Cuando un Sabio accede al conocimiento, es un hombre común.

Lo simple o común implica que el que está en la senda de la fuerza que es el Shibumi, tiene una personalidad tranquila que se supera a sí misma invisible a los demás, los demás no lo advierten para no atraer su atención ni la venganza de las masas que son tales por desarrollar una tiranía que enmascara su infinita mediocridad; no se puede perder de óptica que la fuerza Shibumi es Poder/Sumisión donde el espíritu adquiere y descubre el don de concebir posibilidades abstractas en forma de esquemas. Tales esquemas son en sí poesía matemática donde en su ritmo y musicalidad se cristaliza en capullos geométricos (el caos como infinito de probabilidades de permutaciones que él es). Tal cristalización opera a partir de una intensa concentración de la fuerza del espíritu sobre la debilidad de la animalidad. Lo que es malo en cada hombre y en la cultura donde pertenece es en sí el animal interior.

La Fuerza Shibumi permite en medio del Go de la vida descansar tranquilo por períodos más o menos breves o más o menos largos. Retornando al Juego del Go de la vida con la mente fresca que es la mejor manera de entender lo místico, un estado en el cual se sueña despierto porque el espíritu se repliega sobre sí mismo. Este sueño es partir sin salir, es decir, el espíritu se libera sin separarse del cuerpo ya que descubre como dejarse llevar dentro de todas las cosas comprendiéndolas (la Episteme de la ascensión a la Sofía según Aristóteles). Este estado de partir sin salir solo se logra por disciplina y meditación o por las drogas (que es la vía no recomendada, en mi sentir), por lo tanto, es un camino de flores y espinas. El espíritu en reposo se siente unido a la naturaleza porque se reconoce naturaleza, este es el éxtasis, concepto que se ha popularizado como magia o religión.

En verdad, a la María Alejandra que hace algunos años, en la gélida Bogotá leyó aquella historia de Nicholai le hubiera costado expresar lo que hoy plasma, pues las palabras son torpes para hablar de ello porque ellas representan al mundo, pero no a nuestra espiritualidad. Ese estado de reposo, descanso o partir sin salir se bloquea cuando se siente ira u odio.

Por lo anterior, es menester sentir Amor, que es capaz de sentir la unidad del todo y del yo, ya que la meta es retornar al Uno o En, en el sentido pitagórico, donde el uno se desdobla en el todo (En to Pan) pero sigue presente en ese todo como si flotase en él, así como lo han logrado muchos iniciados, en especial Nicholai.

Cuando comprendas totalmente una sola cosa, lo habrás comprendido todo. Shunryu Suzuki, Maestro Zen.

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